Derechos Reproductivos: Reflexiones Interdisciplinarias María del Pilar González Barreda, Arturo Sotelo Gutiérrez, L Bonilla Artigas Editores |
Cerca de la Empatía, Lejos de la Violencia. Cartas a Mi Hijo Hernández Cervantes, Aleida Bonilla Artigas Editores |
Género, El: la Construcción Cultural de la Diferencia Sexual Lamas, Marta (Compiladora) Bonilla Artigas Editores |
Lo Que Si Funciona. Cambios de Conducta Para Proyectar la Equidad de Género Bohnet, Iris Libros Grano de Sal S.A. de C.V. |
Problemas de Cabecera: Pensados Durante Horas de Vigilia Carroll, Lewis (Charles L. Dodgson) Bonilla Artigas Editores |
Cuadratura del Círculo Filosófico, La: Hegel, Marx, y los Marxismos Hoyo Arana, José Félix Bonilla Artigas Editores |
Título: En el Espejo de la Cultura: Mujeres e Iconos Femeninos. | ||
Autor: Arriaga Flores/ Browne/ Estevez Saa/ Ramirez Almazan/ Ec | Precio: $289.00 | |
Editorial: Arcibel Editores | Año: 2004 | |
Tema: Estudio, Genero | Edición: 1ª | |
Sinopsis | ISBN: 8493331813 | |
Este libro analiza la relación entre la cultura, los discursos de género y las diversas posibilidades estéticas que se presentan en una época de mutaciones capitalistas, migraciones culturales, multiplicación de las identidades (cuando no desaparición de las mismas por los excesos de identificaciones), desaparición de la distinción entre lo público y lo privado, importancia de los artefactos de comunicación en la tercera etapa del capitalismo y complicación global por la emergencia de lo local o la aldeanización de lo global, es uno de los objetivos centrales del volumen que usted tiene entre sus manos.
Terry Cochran (1996: 159) señala con acierto que "el hecho de pensar en la cultura (...) topa con numerosos obstáculos". Los dispositivos de comunicación, claves en la trasnacionalización capitalista, extendieron el debate en torno a la cultura "a toda clase de discursos, desde la economía hasta las ciencias humanas y la simple transmisión de noticias, convirtiéndose así en un discurso realmente trasnacional" en cuanto a su alcance. La cantidad de materiales sobre el tema de la cultura que se incrementa todos los días en las universidades y en las industrias culturales (incluyendo las mediáticas), "tiende a enmascarar el reto, realmente necesario, de aceptar la cultura y sus modos de funcionamiento, todo ello enredado tanto en una concepción de la tradición, de la autonomía lingüística y de las instituciones", que aseguran la estabilidad social, como en temáticas relacionadas con el poder, la nación y el estado, como con la desestabilización de éste por la emergencia del Imperio, descentrado, diseminado y abierto. Armand Mattelard y Érik Neveu (2003, 2004: 13), en uno de los últimos trabajos publicados en español sobre los estudios culturales, expresan con acierto: "la noción de cultura es una de las que, dentro de las ciencias sociales, han suscitado los trabajos más abundantes y también los más contradictorios". Desde su concepción bellaartística hasta su amplitud antropológica, desde lo estético sin contaminaciones hasta las formas de vida o, como diría Pierre Bourdieu, estilos de vida, que producen materiales que aseguran la distinción entre los sujetos. Desde una concepción binaria que separa la naturaleza de la cultura hasta una tercera que amplía los diálogos y alianzas entre ellas. En la primera, la naturaleza se concebía como lo desordenado, lo caótico, lo impuro, lo indomesticado; lo cultural, por su parte, se concebía como lo ordenado, lo puro y lo domesticado. La naturaleza era el caos y la cultura el cosmos. Este pensamiento dicotómico, se contextualizaba en el marco de otras dicotomías que separaban al hombre de la mujer, la mente del cuerpo, lo animal de lo humano y lo primitivo de lo civilizado. Este libro analiza la relación entre la cultura, los discursos de género y las diversas posibilidades estéticas que se presentan en una época de mutaciones capitalistas, migraciones culturales, multiplicación de las identidades (cuando no desaparición de las mismas por los excesos de identificaciones), desaparición de la distinción entre lo público y lo privado, importancia de los artefactos de comunicación en la tercera etapa del capitalismo y complicación global por la emergencia de lo local o la aldeanización de lo global, es uno de los objetivos centrales del volumen que usted tiene entre sus manos. Terry Cochran (1996: 159) señala con acierto que "el hecho de pensar en la cultura (...) topa con numerosos obstáculos". Los dispositivos de comunicación, claves en la trasnacionalización capitalista, extendieron el debate en torno a la cultura "a toda clase de discursos, desde la economía hasta las ciencias humanas y la simple transmisión de noticias, convirtiéndose así en un discurso realmente trasnacional" en cuanto a su alcance. La cantidad de materiales sobre el tema de la cultura que se incrementa todos los días en las universidades y en las industrias culturales (incluyendo las mediáticas), "tiende a enmascarar el reto, realmente necesario, de aceptar la cultura y sus modos de funcionamiento, todo ello enredado tanto en una concepción de la tradición, de la autonomía lingüística y de las instituciones", que aseguran la estabilidad social, como en temáticas relacionadas con el poder, la nación y el estado, como con la desestabilización de éste por la emergencia del Imperio, descentrado, diseminado y abierto. Armand Mattelard y Érik Neveu (2003, 2004: 13), en uno de los últimos trabajos publicados en español sobre los estudios culturales, expresan con acierto: "la noción de cultura es una de las que, dentro de las ciencias sociales, han suscitado los trabajos más abundantes y también los más contradictorios". Desde su concepción bellaartística hasta su amplitud antropológica, desde lo estético sin contaminaciones hasta las formas de vida o, como diría Pierre Bourdieu, estilos de vida, que producen materiales que aseguran la distinción entre los sujetos. Desde una concepción binaria que separa la naturaleza de la cultura hasta una tercera que amplía los diálogos y alianzas entre ellas. En la primera, la naturaleza se concebía como lo desordenado, lo caótico, lo impuro, lo indomesticado; lo cultural, por su parte, se concebía como lo ordenado, lo puro y lo domesticado. La naturaleza era el caos y la cultura el cosmos. Este pensamiento dicotómico, se contextualizaba en el marco de otras dicotomías que separaban al hombre de la mujer, la mente del cuerpo, lo animal de lo humano y lo primitivo de lo civilizado. |