Una tumba en el cementerio de L'IIe-de-France reza:<>. La vida de Vincent, hijo y nieto de pastores; un errante en Bruselas, Amsterdam, La Haya, París, Arlés, St. Remy de Provence y, por último, Auvers. Pero esta información no es la esencial. Más allá de su narrativa de dudas, decepciones, miseria, enfermedad, soledad, exilio, crisis... el universo de Vincent es la pintura. A la pintura dedicó su vida: a través de ella y por ella luchó contra todo y conta sí mismo. Pintó el sol de un modo incansable. Hasta el final