Enemigos Fueron Todos: Vigilancia y Persecución Política en el México Posrevoluc Valdez César Bonilla Artigas Editores |
Historia Imperial del Santo Oficio (Siglos XV-Xix) Fernando Ciaramitaro, Miguel Rodrigues Lourenço Bonilla Artigas Editores |
Comerciantes, Militares y Sacerdotes Vascos en el Mundo Hispánico del Siglo XVII Torales Pacheco, María Cristina Bonilla Artigas Editores |
El Crisol y la Flama: Grupos Sociales y Cofradías en Pátzcuaro (Siglos XVI y XVI Flores García, Laura Gemma Bonilla Artigas Editores |
La Caída del Imperio Otomano y la Creación de Medio Oriente Carlos Martínez Assad Bonilla Artigas Editores |
Exilio Español y Su Vida Cotidiana en México, El. Serrano Migallón, Fernando; Woldenberg José Bonilla Artigas Editores |
La Corte de Isabel II y la Revoluciónde 1854 en Madrid Madame Calderón de la Barca; Raúl Figueroa Esquer Bonilla Artigas Editores |
La Catedral de Puebla. Historia de Proceso Constructivo Molero Sañudo, Antonio Pedro Benemerita Universidad Autonoma de Puebla |
Título: Esperando a los Arabes los Visigodos en Hispania (507-711) | ||
Autor: Arce, Javier | Precio: $572.00 | |
Editorial: Marcial Pons | Año: 2011 | |
Tema: Historia | Edición: 1ª | |
Sinopsis | ISBN: 9788492820443 | |
El propósito de este libro no es presentar una historia de la España visigoda, sino tratar de acercar al lector a las experiencias de la sociedad de ese período histórico (que abarca los siglos VI y VII), sus problemas, sus obligaciones, sus miedos (raramente, según se desprende de la documentación, sus alegrías), sus modos de ser, sus modos de comunicación y cultura, así como sus formas de poder, el origen y fundamento de la realeza, su capacidad coercitiva, sus recursos, su capacidad para enfrentarse a la guerra y a la defensa y las formas de gobierno. El estudio de este período permite conocer cómo gobernó la Iglesia, cómo gestionó, con plenos poderes, la política, la sociedad, el poder real, las costumbres y hasta la economía, porque Iglesia y Estado estaban inextricablemente unidos. Éste es un período que no fue ni esplendoroso ni brillante, sino amargo y oscuro, frenado en sus impulsos creativos, porque, entre otras cosas, el libro que se recomendaba tener y leer asiduamente en todas las iglesias era... el Apocalipsis. |